28/10/10

Parece no importar

Ya es un año... y parece no importar.


     Fingir que no pasa, no te hace olvidarlo, no hace que se solucione, no desaparece.
El problema empieza desde la ignorancia. El no saber que tan importante es dicho problema, qué tanto te podría perjudicar. Qué tanto les podría perjudicar. El interés antes de cualquier cosa.

Nos creemos ajenos a cualquier situación que ocurra fuera de nuestro círculo, ya sea casa, familia, escuela, colonia... Nunca vemos a la sociedad como un todo. No vemos a la sociedad como parte nuestra. Sólo existimos nosotros.

Mentalidad que no nos ha llevado a mucho, sólo mira a tu alrededor. Mira la televisión, lee los diarios, escucha la radio... escucha a la personas hablando a tu alrededor. ¿Qué tanto hablan?
Esto varía, todos somos diferentes, somos únicos... pero todos convivimos. Siendo parte de un salón, una institución, una comunidad... un país, un mundo. Podremos pensar diferente, tener gustos diferentes, ver las cosas de distintas formas, pero todos somos humanos, y a todos nos espera el mismo final.

Ser parte de la sociedad implica participar dentro de ella. Un papel el cuál ha sido asignado por los mismos miembros, supuestamente todos de acuerdo. Ese rol que desempeñas en la sociedad es de vital importancia, "los de arriba" mueven a "los de abajo", sin los de arriba no hay los de abajo, así como sin los de abajo no hay los de arriba.

Algo que se ha ido olvidando al paso de los años (sin contar), desde el inicio de la sociedad perfecta que nunca existió, cuando el humano era humano y nada más. En la actualidad esto se ha ido modificando, los intereses han cambiado, las costumbres ya no son las mismas. El descaro es el pan de todos los días, sin importar de quien ni para quien sea... siempre estará en tu mesa.

     Un gobierno que te obsequia rosas sin quitarle las espinas, unas rojas y grandes flores que a la vista son bellas, sin embargo harán sangrar tus manos. Un presente que parece difuso, un cuento que se convierte en novela trágica, que deja ver los mismísimos secretos de la vida.
Comienzas el tu libro tornando página por página sin notar lo rápido que estas leyendo, no sabes que hacer, todo es muy fácil, todo es muy bello. Después es cuando comprendes la lectura, deseas regresarte hasta el principio, así, tal ves puedas comprender mejor tu historia. Comienzas a vivir lo leído, comienzas a vivir lo aprendido, comienzas a convertirte en hombre, un hombre libre... esperando siempre eso, que jamás te será entregado. Buscando algo que jamás ha sido hallado.


     Tú, hombre siempre en busca de más. Jamás satisfecho con lo que tienes, ni con lo que obtienes. Seducido fuertemente por las manos ajenas, que te inducen a tomar aquello que simplemente no vale la pena. Aquella cadena que te ata a un mundo material, sin fin, sin ganas, sin nada.


     Gente acostumbrada a la rutina, la misma y aburrida rutina. Por muy repetitiva y monótona que sea, una vez que ésta se esfuma, comienza la realidad. La intriga que ocasiona el no saber  qué comerás al día siguiente, podrás seguir estudiando, ahora en qué trabajarás, que hacer con los hijos, como explicárselos, como seguir adelante, si no sé... ¿Qué pasará mañana?


Un Odiseo, un Perseo... no se comparan con los verdaderos héroes. 


     Levantarse sin saber la hora, antes que el sol aparezca por el este, caminar desde la punta de aquella montaña, entre lodo, perros y casas abandonadas, el  verdadero héroe camina recorriendo la colonia. Mientras observa a los demás en autos, él tan sólo tiene un par de zapatos, que pudo comprar con el ayuno de esos 3 meses. Él no busca ser guapo, ser rico, ser famoso, él sólo busca la felicidad para aquellas damas, ellas que lo esperan en casa. Su linda esposa lavando ajeno, mientras la pequeña acude a la escuela con el cuaderno usado año tras año, con borrones que revelan lo aprendido en un pasado. Ningún vicio, eso lo caracteriza del grupo de jóvenes al que pertenecía, ya hace bastantes años. Un malentendido y en la cárcel fue a dar ya hace varios meses. Desde ahí promete a diario salir, para volver a ver... aquella sonrisa, que una vez pudo... dibujar en su hija.


Héroes vivientes, héroes tan vivos, tan humanos. 


     5am abandona su hogar. Un nuevo héroe se asoma por el dintel del espacio. Camina hasta la estación más próxima a su hogar, se dispone a ir a estudiar. Sólo atravesar la ciudad es su travesía, sin embargo la distancia no es más que el intento mismo. Ciudad de delincuencia, ciudad de vicios, ciudad de impunidad, ciudad de recelo, ciudad con pasado, ciudad con historia. Terminar su carrera es el sueño que ha tenido desde niño. Su viejo le recordaba cada vez que podía la importancia de dicha meta, esa... la única herencia que recibió de su viejo. Al partir deja atrás a una desganada y triste alma, que sólo el deseo de partir la mantiene con vida. Nuestro héroe está consiente de ello, una razón más para culminar su carrera.


Ha sido víctima de gente igual a él, pero de esa gente sin una meta... sin la voz que les recuerde lo valioso que es luchar por algo. Aún así él sigue, tomando el mismo tren, ayunando hasta que algún profesor le obsequie algo sin haberlo pedido. No hay dinero, no le importa el dinero, no es su meta. Regresa cuando el sol se pone, no lo mira. Entra a su hogar con la bolsa llena de medicamentos, que con ayunos prolongados pudo adquirirlos. Ahí está, recostada en la cama mirando por la ventana, está ahí, su madre, con la esperanza puesta en él. Que con el sol se esconde, como lo hace la vida.


     Pocos héroes son tomados en cuenta. No sólo son héroes aquellos personajes que aparecen en las monografías, aquellos que nos hacen aprender en la escuela, esos que aparecen en los billetes, esos que grita el señor desde Palacio Nacional, de los que se hacen estatuas en los parques, de aquellos que llevan nombre las calles... no son ellos. La gente es el héroe, sin la gente no habría independencia, no habría revolución... no habría nada. La gente, el pueblo es el que debería mover al gobierno, al país, al mundo; no unos cuantos hombres adinerados y sobrevalorados. La gente debe de estar unida, debe informarse, intentar derrocar a la ignorancia y no dejarse llevar por aquellos medios que envenenan y pudren el alma del pueblo.


     Los héroes somos nosotros y  en nosotros está la oportunidad de poder cambiar este país. Suena algo utópico, algo absurdo y hasta estúpido, pero es verdad. No te dejes llevar por todo lo que digan los hombresitos de traje que aparecen en la televisión o todo lo que aparezca escrito en el periódico. No repitas opiniones dadas por otras personas... infórmate, analízalo, compáralo y exprésalo.


No sabes la realidad hasta que en verdad la vives.


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