7/1/20

Carta abierta a Alberto del futuro

Berlin, Deutschland
Eres caos, eres placer.
Eres excusa y saber.
Eres cómplice y juez.
Eres siempre y tal vez.

Siendo llanto conmueves,
dibujando una sonrisa,
te atreves,
tan solo (,) una brisa.

Un año, un parpadeo,
un viaje, ningún vuelo,
ya ni siquiera un consuelo,
cada noche de desvelo.

Miradas, caricias,
abrazos, salmos,
bailes infieles.

Atrapado entre sentimientos
como años pasados,
el titubeo entre pasos,
un tecleo desenfrenado,
abierto, desnudo, gastado.

Encierras tanto de ti
que si quisieras salir
dejarías al mundo sin gris.
Ya no te engañes y déjate ir,
veniste a hacerlos feliz.

La luna se cierra como cada mes, la oscuridad ganando para después ser derrotada de nuevo. Las aves no cantan pues es invierno, ni siquiera los cuervos responden. Invierno de frío que no termina por definirse, siendo una neblina confundida por lo empañado del vidrio. Invierno de vecinos silenciosos, invierno de guerra, inverno de mierda.

Te escribo porque espero me vivas de nuevo -me leas. Te escribo porque puedo, porque sientes, porque la calefacción sigue engañándote haciéndote creer que afuera está lloviendo, cuando sólo es una burbuja atrapada en el radiador. Te escribo porque dejarás de comer carne, porque crees que es lo mejor para ti y para todos. Te escribo porque seguirás haciendo ejercicio, ya que te cansa y hace que duermas más rápido. Te escribo porque extrañas, te escribo porque creíste amar y; sin embargo, no dejarás de hacerlo. Te escribo.

5/1/20

Find yourself

Berlin, Deutschland
And you find yourself, ripping, peeling, a lime with your teeth. Tearing apart the fibres, removing the exocarp while allowing your hands to squeeze it. The deformed lime cries into your concave plate. The juice is sweet. Incredibly sweet. The three layers were incredibly dissected, juice sacs exploding and flushing your teeth, your palate does not react. Your hands are wet, your nose as well. Your eyes open, they cannot believe what your hands feel. Asymmetrical halves, an empty plate with phantom droplets, a reflected visage, effigy of solitude. The deafening notes of a terrifying scene, murmuring flames turned into obfuscated embers, emanating from around. Our sweetness now dazed by my urge of truth. Bare fact coherently blinking with my synchronized breathing. In the realm of condensed dreams... the lime is my heart.

4/7/19

Free time and you chose her flowing

I found myself at the edge of my bed. I was sitting, with my eyes open, not looking. "I would like to spend my free time with her." At first instance, I commented to myself that it was a very egocentric phrase. "Just in your free time." But looking closer. 

Free time. 

Time when/where you are free. Freedom, what makes everything happen. Unpredictability, far-from-the-mean, an outlier? Randomness. Where you are able to choose the immediate trend. 

And you chose her.

When the beating of your hearts, vibrate together, resonate, when delocalize from the present. A moment that last... forever. Infinity. Coherence. Constructively interfering. Like two waves fusing in a lake generated by water falling from the leaves after-rain, like another tiny wave generating the majestic gait of the ocean waves. 

Flowing. 


13/5/19

Narcissi

La Habana, Cuba

You don't play, but you keep cheating.

Every smile, tidal spum,
turquoise gaze, possessive trait,
electric touch, without a meaning.

Lips melting by the rain,
sixth floor: where there's no help,
blooming hopes, refreshing gloom,
looming sunset,
idealization. 

Cold blood demanding sun,
flare of glaze fixed to the river,
deafening joy sieved by narcissi,
allergy to commit or truth.

Palm heat diffused inwards,
transforming lead into lees:
surge, wrinkled nose,
blaze and dissipation.

At the end of the day,
the lesson is the same:
the present always was.

Here, take the narcissi home,
set them on the table to accompany your role.
Name them, caress while the sun dispels,
tell them about your day and your loves,
bathe them in tales before sleeping.

The game restarts and narcissi remain. 

31/1/19

Desvanecerme al olvido


Ya estoy de nuevo, escribiéndote,
cambiándote el nombre, de ojos, de
luces para no verte, desearte, 
desvanecerme y así llenarme.

El sol apenas y sale, la nieve
susurra su condición efímera;
mientras los bosques cuidan de la luna,
yo aún condenado a tus hieles.

Aún inspirado en tu presencia,
tornada en hielo que apasiona,
frustra, hiere y muere de alivio. 

Mi rostro no cambia, tanto disuade 
como persuade; pero en la noche 
mi corazón se funde al olvido.

25/11/18

Tlamatiliztli

Era la última luna de otoño. Mis palmas tibias, mis dedos congelados. No puedo dejar de mirarla, de perderme en sus ojos. Sus pecas me recuerdan a la Vía Láctea, sólo visible en mi memoria desde la sierra oaxaqueña. Su sonrisa hace que todo se detenga, donde respiración y pulso se sincronizan. Mi parpadeo dura una vida entera: cubrir mi espalda con una colcha, abrir la puerta de nuestra casa de madera y mirarla ahí, de espaldas. Sentada, difundiéndose entre la espesa cascada de nubes que fluye hacia el valle, delineada por el contraste de sol y bosque. Agitas tu mano frente a mis ojos, noto que mis ojos siguen mirándote. Cada conversación que tenemos, con palabras, con miradas, me provocan vivirte. Sé que te irás, mas espero algún día cubrirte con mis brazos, besar tus manos y compartir esta locura que no me deja dormir, la misma que me hace soñar mientras te miro. 

Firenze
 

2/3/18

Soy algo

Es real, humanos. 

Soy algo de 24 años que ama la vida: su concepto, su casualidad, su coherencia. Amo poder escribirlo, poder sentirlo. Cada vez que cierro los ojos, que miro las nubes fluir a tan baja altura; antes de dormir, al beber agua, al mirar mis manos, escuchar el fluir de mi sangre en noches de insomnio; el distinguir la luna de un cielo completamente oscuro; escucharme caminar sobre hojas completamente congeladas, hermosos cristales de agua; escuchar las olas romper; mirar el sol caer y dispersarse en anaranjado; sumergir mis manos en arena húmeda, sentirme hecho de ella; rodear mis tobillos con ambas manos y realizarme; hallarme perdido rodeado de siempre; mirarme al espejo, y encontrarme humano.

No sé a quien le escribo, si es a mí o al otro de hace años. Al humano que dicen que es o al que siempre aspiró ser. Bromeo. La luna nunca ha dejado de mirarnos y muy pocos lo han notado. Es lamentable, lo sé... casi como saber que el cambio climático es real y... seguir amando. 

Respira. Imagina lo complejo que fue, que es, que seguirá siendo y dejará de ser. Extraño... en ambos sentidos. Perdido en el tiempo, en eso que sabemos que no existe, que inventamos para justificarnos, para llenarnos de todo y de siempre. Alza la mirada, ¿qué ves? Acertaste, ya falta menos. 

Diez, veinte, siete, uno, tres. El azar es tan atractivo, casi real. Termina tu enunciado y mañana pasaremos a la siguiente página. Consciente. ¿De qué? 

Recuerdo el salir del departamento, sentirme libre, descubrir la aleatoriedad de un día en los suburbios, pubertad efímera, de pretenciones perdidas en dialéctica calcada, buscando autonomía de estrofas jamás escritas. De catorce a un diez más siete vueltas y la realidad cambiada, mas no la soledad alcanzada. Increíble cómo al pasar los años, esa soledad se vuelve más parte de ti, definiéndose, excusando su amor.

Has encontrado refugio en conceptos; es difíficl debatir de ello sin que te sientas exaltado, completamente envuelto, efuscado, digamos... excitado. Y es que ¿quién no lo estaría? Hallarte o desencontrarte, decirte enamorado, perdido, comprometido, excusado. Me embeleza el hecho de hallarme escribiendo esto, de encontrarme vivo. Pero sabes... no termino por comprender qué es lo que vuelve a la gente (o lo que sea que fueron) así, tan... ¿enferma? Nos condenan a todos. 

Serás una estrella, irradiarás la Tierra. Cree en tu esfera, aunque nada así se le parezca. La noche no llega, porque concepto así nunca tal cual se encuentra. 

A la esquina izquierda de la pantalla cuatro números marcan tu realidad. Una que tú inventaste al fijar tu vista en ella. ¿Cuántas otras frecuencias ignoraste al prestar atención a ella? No importa porque de cuatrocientos a setecientos cincuenta es lo que cuenta, dicen. El calor es sólo la transición. Sonríe, al fin que nadie te está viendo. 


2/2/17

Lebenquanta








Was sind Ihre Lebenquanta?

Smiles, quanta of life,
like photons of light.
Family and friends provide the space,
love share its direction,
dreams provide them with sense.
You only stipulate the magnitude. 


Praha

17/1/17

Percepciones

Praha
Como un libro que jamás será leído,
una libélula tornada flor,
un silbido nocturno inmerso en nieve,
susurros del eterno sepulcro,
llegan, se juntan, a ti, contigo.

Raída prevención del mundo,
compleja subversión del siento,
entre conceptos, ideas, se desvanece mi percepción;
ya no les creo, ya no las creo. 

Juntos llegamos, poco a poco nos fuimos haciendo amigos, hermanos -tal vez. Platicamos noches enteras, nos escribimos, nos azuframos. Llegamos tan lejos juntos; y no es que ya no sigamos, sólo nos separamos. Por instantes, momentos, incoherencias: Diferentes espacios, tiempos, eventos: Realidades. 

Te pregunto qué quieres,
me respondes qué siento,
te llamo mi amigo
y me susurras el tiempo.

Al día siguiente, instancias convexas del ente brumoso,
un rostro afeitado, un cuaderno rayado,
dos corazones abiertos y una sola hoja en blanco,
a un lado del cuerpo entreabierto al mundo,
lleno de sueños e insolencia, 
cuerpos de estrellas.

Poemas céreos, cada representación gráfica del entorno, cada aroma, cada aliento, todos esos conceptos, tus concepciones, nuestras razones. Estelas de divinidad embriagaban cada segundo vivido, cada momento añorado, cada sueño embelesado. 

La noche se ha vuelto día y la Luna llama a la puerta. 

  

18/12/16

Tensor 1

Supongo que cuando un hombre llora, no lo dice, mucho menos lo escribe. "Es cuestión de madurez" -hace pocos minutos escuché. Ya estás grande, debes ser fuerte. No debes permitir que tales situaciones lleguen hasta tu núcleo, que te dobleguen. Eres capaz de todo, lo eres. No sé qué tan poderosa sea la mente humana. Eres capaz de todo. Mírate. Siéntete rodeado de árboles, escucha cómo te llamaron, siente como te mecen. Siente las lágrimas de la Tierra deslizarse en tu semblante; confundiéndolas con las tuyas, las apartas. Miras al cielo y no distingues de qué lado del cielo te encuentras, esta vez las estrellas se posaron sobre el punto más alto de aquellos postes. La brisa forma cortinas que las confundes con polvo, son tan finas. La segunda lágrima alcanza la punta del pie del hombre. 

Cuando las lágrimas tocan la boca,
deslizándose, delineando la efigie,
resaltando todo aquello que resulta más incomprensible
que el hecho de despertar,
persistiendo: solamente existiendo.

Ese momento.

Ese temblor que se incrementa conforme se aleja del torso,
temblor ocasionado por acción del corazón,
de la mente, del ambiente.
Las imágenes se vuelven brumosas,
acuosas,
se distorcionan, se obscurece
y de pronto, se aclaran. 

Llueve de tus ojos a la tierra,
de la Tierra a tus ojos, todo ha cambiado.
Ni intentar secar las lágrimas,
sería negar tu condición de humano,
a esos que tanto odias,
con los que compartes espectro.

Siento latir mi corazón, 
solicito el momento, 
me lleno de todo y de Tierra,
de cielo y ayunos.

A cada minuto deseo que toda esta complejidad
tuviera un objetivo, una hipótesis que probar,
siquiera un título. 

La noche ya cubría más de la mitad de la pequeña colina. Justo en el borde del bosque, el hombre buscaba ayuda: no gritaba, no temía, tampoco lloraba. Sólo estaba siendo un hombre caminando a la orilla del bosque. 

Te miro y recuerdo cada minuto de mi existencia, cierro los ojos y apareces, los abro y sigues ahí. Sigues en mí. Te siento todo el tiempo, eres mi existencia, eres mi alma creadora, mi origen, mi fin, eres mi madre. 

Eres vida, eres amor.

27/11/16

Días sin sol

Marienburg Schloss
Días de-con-del Sol.

No había notado dicho fenómeno hasta ya pasados dos meses de estar viviendo aquí. Es increíble, pero es cierto, todos los Domingos desde mi arrivo han sido bañados por Sol, ¿horas, minutos? Siempre ha estado ahí. Si bien todos los días sale el sol, esta época de otoño se caracteriza por un cielo gris, sin noción de dónde se ubica el astro: Todo el cielo luce igual, sin nubes definidas, sin trayectorias evidentes.

Hasta la semana natural encuentra su orden, incluyendo los fines de semana, ni hablar del evidente cambio en el clima y paisaje entre estaciones. De colores verdes intensos a tonalidades rojizas con notas amarillas, vientos ocasionales y silencio en las calles. 

No concibo la privación de aleatoriedad en sus vidas. 

Los volverás a ver a todos.
-Eso espero, los amo.



7/10/16

Algún día llegaron

Pattensen, Hannover
Cada día, hasta ahora, he despertado. Irónicamente, ya no hace frío como antes cada mañana. Puedo mirar por las ventanas, miro árboles y silencio. Son árboles que han cambiado, como yo también lo he hecho. Intento entenderlos -se niegan a hablar. Cada tarde después de clases abro las cortinas y los miro discretamente mientras me siento frente a esta pantalla. Aún no logro percibir que se muevan, a veces se mecen, de vez en cuando susurran, pero aún no los veo acercarse. No creo que me teman, si bien soy alguien que no está muy acostumbrado a convivir con los suyos, no encuentro suficientes razones para que no se acerquen: No huelo mal -o eso quiero creer; sin duda no los comeré -prefiero la carne a los pinos; aunque seamos diferentes estoy dispuesto a escucharlos, incluso a sentirlos. Son más altos, eficientes, viejos y sabios, ¿Debería temerles o adorarlos? Deberíamos ser amigos. 

No cabemos en mi cuarto. Intenté meter a uno de ellos la noche pasada, son demasiado ásperos, algo serios -como la mayoría de la gente que camina mirándome con extrañeza mientras escribo e intento esto. Amo el sonido que produzco al pisar sus hojas, no sé si eso sea considerado sadismo o algún tipo de barbarie; sin embargo, me produce un cierto tipo de éxtasis el presionar las dichosas hojas contra el suelo -que a ambos nos sostiene. 

Ayer no les escribí, tuve miedo. El viento que nos comunica se puso un tanto agresivo. Por primera vez deseé que no se movieran -me sentí tan minúsculo. Se mecían con tanta fuerza, podría jurar que uno de sus grandes brazos me atraparía entre el suelo y su ser. Corrí hacia adentro de la casa, temí que comenzara a llover -como muchos de ustedes saben, le temo a los rayos. Imaginen esa combinación.

Llevo semanas esperando a que den otra señal de vida -como a la que nos tienen acostumbrados los seres que miran hacia adentro de la ventana. No ha pasado mucho. Apenas noté que un nuevo compañero forma parte del paisaje de las ventanas, creo, si todos tenemos suerte, veremos jitomates (tomates rojos) en un par de semanas.

Sigo observándolos, ¿cantándoles? No me siguen, no corean. No puedo decir que estoy decepcionado, porque: ¿Realmente esperé algo de ustedes? Quiero decir... me mantienen vivo, todos ustedes, ¿qué más podría pedirles? ¿Que dieran frutos? ¿Vacas, cerdos, pollos, conejos? Mejor perros, bueno... sólo uno, incluso un gato. Necesito recordar la energía de una mascota que jamás tuve. Recuperar los años de responsabilidad formada por sentido común en lugar de obligación. -Extraño ser niño, no tener noción del tiempo, ni conciencia del ego, mi ego

Los admiro, ya sea en días de sol o en días lluviosos se mantienen firmes, frondosos, imponentes, serios, sobrios, taciturnos. Son quienes son y no les importa lo que digan -lo que diga. Siguen ahí, recibiendo, cediendo y siendo. Creo que son lo mejor que se pudo postrar en mi ventana. Digo postrar porque quiero imaginar que no siempre han estado ahí, que algún día llegaron.

28/7/16

Hablando


No sé si siempre fue así, si esto es nuevo. Veo a mi alrededor, miro el televisor, el periódico: parece que está cerca. Antes creía que se trataba de un día en específico, un hecho total, presente, espontáneo, único. Ahora creo es diferente, que es un hecho gradual, dinámico, completamente sistémico. 


Sólo espalabrería, realmente no sé qué es lo que ocurre. Eso me tiene algo preocupado, pero sin duda fascinado; intentar hacer más grande esa pregunta se me hace imprescindible, genial: vivir. Ser un ente siempre en crecimiento, pero consciente de sí y de su rol en el ambiente, Siempre ha sido difícil, "sino todos lo harían", pero simplemente lo hacemos: Mirar hacia otro lado. Creernos ajenos-dueños de la situación, del ambiente ¿de nosotros?

Me enoja el cinismo gubernamental, el de la esquina, el mexicano. Se realizarán elecciones en Estados Unidos, ambos candidatos dan risa, no creo que sean tan cínicos... ¡Vaya! Lo son. Espero no ocurra lo de "Mi peor escenario": Gana Trump, se acaba TLC, ¿o se modifica?, México es declarado algo como un "Narcoestado" por parte de Estados Unidos, se solicita intervención; preludio a problemas más grandes en Medio Oriente, América Latina, África. ¿La Unión Europea? 

No quiero ni recordar que seguimos prefiriendo permanecer dos horas detrás de un volante, en un auto que huele bien, en lugar de ponernos a pensar, a leer,  resolver, cooperar y exigir: existir. También entiendo que si no se trabaja no se come, pero: For what? A disfrutar un cuadro luminoso que nos exige vernos bien, vernos más claritos, a odiar leer, convencernos que necesitas cosas que aún no sabes que existen o ni siquiera sabes para qué las necesitarás. Aferrarnos a ideas surgidas por alguien más, que promueven el intercambio de papeles, plástico o metales (sin utilidad aparente) por bienes o servicios producidos por otros individuos, -¿o máquinas?. ¿Con qué finalidad? "Prosperidad", "Progreso", curiosas palabras. Cínicas a mi parecer. Podría maldecir a quienes implementaron los sitemas de producción actuales, pero al hacerlo me convertiría en ellos al escribir esto en una computadora. Odio el dinero.

En fin, supongo que el desmagre es seguir, soñar, vivir y nunca olvidar cuál es tu origen y tener planteado, si bien no cómo vivir, saber cómo no quieres vivir.

12/1/16

Cómo me veo

Una profesora dejó una tarea: ¿Cómo te ves en 10 años? ¿Qué harías si te quedara un año de vida? 

Él escribió...

¿Cómo me veo en 10 años?

Sin duda esta es una de las preguntas más difíciles que se pueden formular, es aún más complicada que preguntar: ¿Quién eres? Ya que a esta última pregunta se podría contestar con los logros, méritos y atributos que según tú posees, aquello que te distingue; sin embargo, la otra pregunta radica en asumir que todo aquello por lo que vives, el día a día, se vea reflejado en un resultado, uno incluso con una fecha ya establecida: 10 años.

Personalmente, no me gusta hacer planes, ya que todo es tan cambiante, tan aleatorio y poco estable que resultaría imposible asegurar siquiera que amanecerás el día de mañana, bien dice el dicho: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Sin exagerar, sí me planteo objetivos, metas a corto plazo e intento cumplir con los compromisos que me interesan, aquellos que hice “por compromiso” regularmente los omito u olvido.

A mi edad de 22 años, estoy por concluir mi licenciatura, planeo continuar con la Maestría y un Doctorado, a decir verdad planeo seguir estudiando hasta que mi cuerpo (mi bolsillo) me lo permita. Es por ello que a la edad de 32 me veo con el doctorado terminado y empezando un posdoctorado en México. Además, me veo saliendo con una mujer con los mismos intereses que los míos, probablemente planeando una familia, no antes. Aunado a esto, el negocio que planeo llevar a cabo con mis amigos, ya se ve sólido, teniendo clientes fijos; y me veo desarrollando el sueño de mi vida (el cual no puedo compartir con usted, lo siento).

Si sigo comiendo como a esta edad, seguramente pesaré cerca de ochenta kilogramos, con gastritis y colitis más avanzadas (sin desear que exista cáncer de colon). Me veo también escribiendo para alguna revista y con por lo menos un libro publicado; además de estudiar algún posgrado en el Colegio de México o bien en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Veo además una Tierra muy lastimada, contaminada, muriendo. Los países no cambiarán su manera de producir ni lucrar, veo a un México más parecido a Centroamérica que a una Europa “exitosa”. Es por ello que a pesar de realizar estudios de posgrado en el extranjero regresaré para intentar cambiar algo en esta sociedad que me enseñó a vivir, a desconfiar, a reír y a soñar. La gente en México es muy buena, inocente, ilusa, soñadora, pero al final: conformista. Sin embargo, está en nosotros, la generación que nació sin internet, pero que hoy en día es adicta, está en nosotros voltear atrás y reconocer que no somos los mismos. No se trata de copiar y pegar modelos económicos, constituciones o modas; se trata de generar algo propio, algo que se ajuste a nuestra historia, a nuestro siempre lastimado “orgullo mexicano”. Somos la generación que ve cómo se esfuma todo por lo que nuestros padres y abuelos lucharon, trabajaron y callaron. Somos los que en diez años tendrá el poder del país en sus manos.

Consciente que la política en este país es cuestión de compadrazgos y no de aptitudes, intentaré en la tercera década de mi vida ingresar a esa ciencia, ya con algo que me respalde, ya no siendo un niño quejumbroso, ya no un estudiante mugroso y flojo que “nomás arma alborote”; seré según sus definiciones: “alguien”.

Todo esto será cierto si no estalla una guerra aún más grande que las que actualmente vivimos, o bien si la Tierra no se calienta 5 ºC o por último, si de una u otra manera me matan. 


¿Qué haría si me quedara un año de vida?

Si me quedara un año de vida no lo aceptaría, me negaría bastante tiempo, y es que todos sabemos que moriremos; sin embargo, son pocas las personas que saben cuándo, podría decirse que no es “natural”. Si fuera cien por ciento seguro que esto ocurrirá en un año, mi vida (lo que me quedaría de ella) cambiaría, sin duda. No podría seguir con mi vida diaria, sería engañarme, y es que si bien me gusta mi vida, mi presente, no es en sí lo que quisiera hacer el resto de mi vida. Empezando por que la carrera que estudio no es mi pasión, si bien fue interesante, bonita y conocí gente fascinante, no me gustaría dedicarme a la industria: No es mi sueño trabajar para alguien que sólo busca más dinero, haciendo un producto que no tiene un impacto positivo en la sociedad, y si lo tiene, como es el caso de los fármacos, prácticamente lucrar con la necesidad de otras personas, con su salud, su vida, no es lo mío: Pero así trabaja el mundo, la vida.

Para este verano terminaría mi carrera, cosa que no dejaría, a pesar que no es mi principal motivación para seguir vivo. Al concluirla pediría decir unas palabras con mis compañeros, con la comunidad, expresar lo que siento, qué ocurrirá, informar a la gente que esta cosa a la que llamamos vida es hermosa y perecedera, perfecta e incomprensible. A la par de seguir estudiando esos seis meses buscaría viajar cada fin de semana, escribir, platicar, llorar, sonreír, informar.

Tengo que ser honesto, no le temo a morir, tiene que pasar, es lo único que tienes seguro desde que naces aquí en la Tierra, nadie sabe (en teoría) lo que pasa después (o antes), o siquiera si pasa algo. En lo personal, confío en que hay algo más, algo más complejo que este mundo material, algo más que lo que estos ojos dictan que es real, no tengo idea de cómo sea, sólo sé que es aún más complejo que células interactuando, algo más más esencial. Presumo que la conciencia persiste a pesar de esa muerte, que continúa a un nivel de energía más alto, que la muerte es el punto de inflexión en el que se trasciende o se estanca en un mismo nivel, todo dependiendo de qué tanto alimentes dicha conciencia: Qué tanto sueñes, qué tanto desees y cumplas, qué tanto recuerdes y qué tanto ames.

Todo esto no lo digo para evitar hablar de qué haría en ese año de vida, lo hago sólo para convencerme (como lo haría en dicha situación) que morir no es tan malo, que es natural y hasta lo mejor que te puede pasar en la vida, -broma, tal vez. El único conflicto y el principal motivo por el cual no me gustaría morir en un año es el hecho de herir a la gente que amo y que me ama. Corrijo, no es gente, sólo es una persona; tengo la tesis que no hay amor más real (y el único) que el que existe entre una madre y su hijo. Amo a mi madre y no podría hacerle eso, no me perdonaría hacerla sufrir de esa manera, nunca una madre debería enterrar a su hijo, va en contra de toda lógica humana. Sin embargo, si fuera el caso que este individuo (yo) fuera a morir, estaría mayor tiempo con ella, viajando, conociendo a nuestro hogar, la Tierra.

Después de la graduación, viajaría con ella, conocer todo ese egoísmo del hombre: Roma, Giza, Nueva York, Medio Oriente, Tokio; así como el lado inconcebible de la Tierra, cruzar el Atlántico en barco, mirar las luces del Norte, recorrer India, el Sur de México, las Barrancas del Cobre, Sudamérica…

Tal vez al final dejaría de soñar y escribir, empezaría a vivir. 

2/1/16

Semblanzas de: Uno.

Puerto de Santiago de Cuba
Confluencia de sentimientos borrados,
difusos, a veces perdidos,
se evocan, se vuelcan 
y llenan la cornisa de un corazón abierto.
Palabras que fluyen en mentes distantes,
diferentes, abstractas, abstraídas, pero al final
iguales.
Ilusiones de un día a día,
de lectura, de comida, 
de esmero por romper la monotonía,
un vil esfuerzo por conocer la otra vía;
aquella de la conciencia infinita:
aún viva.

Cierro los ojos y te veo, incluso te escucho,
es raro. Para qué mentir, todo me resulta extraño,
sin tendencia, aleatorio, todo tan imposible como posible,
tan fugaz y genial, tan terrenal y perfecto como mundano e imperceptible.

Es increíble, seguimos:
Juntos, fundidos.
La mente del otro en nosotros percibimos,
no te escucho, ni te veo,
mucho menos te leo,
no es tangible, 
es la última esencia 
que en nosotros palpita,
culpable de toda esta algarabía.

Al fin, al alcance, de notas, de llamas,
de todo el interior en sí volcado,
corriendo del centro al vacío,
lleno de espuma de cielos
y llanto de esencias.

No comprendemos, por qué al nacer
de pronto nos vemos, de nuevo en el vientre,
recargados, escuchando lo que antes fue nuestra habitación,
nuestra otra mitad del cuerpo, la que nos mantenía vivos.
Nos vemos: respirando por el ombligo y soñando en compañía.

Confluentes mas no comunes,
convergentes o suplicantes,
evidentes las similitudes.

Coincidencias, consecuencias, convergencias, concurrencias, coexistencias, ¿casualidades? La respuesta está en el origen.

Seguimos conversando. No tengo idea si escuchas, si te interesa, si siquiera sigues aquí. Me escucho, y es que sólo yo he hablado. Yo también me enamoro. Bromeo. Noto que ya ni siquiera te miro, la aleatoriedad del horizonte ha despojado lo hermoso de tu mirada. La profundidad de los temas tratados han atraído a gente igual a nosotros a plantearnos una realidad alterna a la que ambos creíamos imposible, o mejor dicho: inexistente. Encontramos la dicha de conocernos ajenos, nadie, excepto la sabia, conocía lo que ocurriría. Bromeo. La noche culminó con un abrazo y palabras de siempre.

Anatemas del tiempo. Conciencias. Reivindicaciones del pienso. 
Poemas. Epígrafes del ego. Efigies del siento.
Cuarzos del cosmos. Estrellas. Ocultas por él, siempre.
Fragmentos de la conciencia colectiva. Almas. Último recurso pensado por el hombre.
Un libro. El infinito con sentido. El cielo y el infierno, fusionados. 
Fonema del canto eterno. Humano. El cáncer terrestre.

La complejidad del yo es tan grande que me ofusca el intentar comprender el todo. Pero no es sino la explicación del yo la trunca explicación del cosmos, la cual simula el concebir que ese todo es interesadamente la representación finita de la conciencia adquirida por medio de la presencia última de ambos fusionados. 

Ya ocho años escribiendo a oscuras. Sin mirar dónde tecleas, dónde derramas locura, no miras a nadie mas que a las letras plasmarse. Te ríes de los tú's descritos. Recuerdas a los siempre vertidos. Extrañas a ninguno, entrañas a todos

15/12/15

Fingir contigo

La Habana, Cuba
Tu indiferencia hiere, 
aún más, la historia infiere:
mis últimas palabras,
nuestras primeras letras.

Nadie entiende porqué te miro, porqué finjo hablar contigo. No entiendo porqué. La última conciencia, la primera estela, de este interminable dilema. No confío en las palabras que leo, que escucho, no confío en las últimas miradas silenciosas. Espero en gran parte llegar a amarte, pero seamos sinceros, ni siquiera puedo llegar a cuestionarte. Por las mañanas te espero, para la noche ya no puedo siquiera mirarte. Por tu parte sólo te fascina verme sonreír, mirarme cómo me burlo de mí, inconscientemente, al hacerme creer que detrás de esos ojos existe un sentimiento o siquiera una palabra para definirme. No me creo. Lo escribo y me niego, pero creo es cierto. Diferentes tiempos. No confieso: lo sabes. Siempre lo has sabido. Es triste... tal vez. Bien, ya no tanto, intento hacerme a la idea que no vale la pena; que no te conozco y que algún día algo cambiará: me miento. Me esmero, en serio. Pero amo mentirme, fingirme. No sé qué busco al hablarte, tal vez sólo busco, eso: sólo busco. No sé qué encontrar, qué buscar, y al parecer ni el día ni la noche conocen la respuesta. Sólo apareces tú, en cada instante, siempre que deseo olvidar. Olvidar hablarte, escribirte, olvidarme. Volver a empezar, regresar, confluir y suprimirte. Tu indiferencia, soslayo del mundo interno que no se logra expresar: sabes lo que haces. Obviamente no tengo idea de qué es eso, tampoco sé lo que hago, qué escribo, para qué lo hago. Creo debería dejar de escribirte. Al parecer ya no existes. 

5/12/15

He visto el cielo

Santiago de Cuba.
He visto el cielo infinito y los puntos que aparecen al fundirse un foco o al huir de la ciudad. Dicen que son estrellas, algunas de ellas ya agonizantes o incluso ya inexistentes, réplicas de un efímero instante, convaleciente universo, al que llamamos eternidad, infinito. Te inventamos esa palabra, la deletreamos, la hicimos tangible, para imaginar, para estar consciente de algo inalcanzable, como células al cuerpo, como arena a la playa, como estrellas al cielo. Te merecías más, no sé. Ignoro el verdadero significado, ignoro tu extensión, tu ceño. Tu origen, tu fin, tu forma, tu esencia, tu mera existencia.He crecido, aún no soy un señor, aunque en el camión a veces escuche a los niños referirse a mí con ese sustantivo. Me he dado cuenta que esto es difícil: Mirar a los ojos, decir lo que piensas, simular, fingir. ¿Ganar dinero para poder comer, vestir, moverte, a veces para poder reír?Miras al cielo, te sientes diminuto. Nunca habías visto un cielo tan limpio, tan despejado, tan libre de agua, tampoco nunca habías estado rodeado de tanta: Sobre ella. Las estrellas cobran vida, te miran, las enfrentas, te seducen, te cautivan y quedas extasiado. La manera en que se funden con ese polvo que nunca habías notado en el cielo, ese que creías sólo era real en los libros de Astronomía que llegaste a hojear de niño. Sonríes, estás siendo feliz y ellas lo saben.Sólo eres bella. Sólo eres buena para eso: Ser perfecta. Así como yo, que sólo soy bueno para apreciar tu belleza. Se mueven, así es y no lo crees. Una. Minutos u horas después, otra. Estrellas fugaces, satélites. Lo que sea que es, sigue pasando. El sonido de las olas inunda tus oídos, las voces de la gente en la arena se pierden. Lo agradeces. Recuerdas tu primera vez en la arena, con sudadera, con fiebre, convenientemente enfermo. Pies desnudos sobre millones de años de historia, alguna vez vivos, ahora son millones y son uno mismo. Escuchas la gravedad.Sientes el cielo, sientes el origen, sientes que duermes, que vuelas, que ríes, que llegas, que al fin la noche ha terminado. Amaneces abrazado, una respiración latente, coordinada, perfectamente sincronizada. Te aferras al momento, como toda tu vida lo haz hecho, cobarde al cambio y por eso huyes, miedo a ser cambiado, a reflexionar y más que nada a amar.Espero sentado en una banca mientras pasan los minutos, ya es de noche y aún no sales. Saludo a algunos de tus amigos, pero tú no sales. Lo admito, llegué a preguntarme qué estaba haciendo, hasta la fecha lo sigo haciendo; por lo mismo, por después. Estamos solos, rodeados de gente, pero solos. Nos miramos, no pasa nada. Nunca pasó.Encuentras el cielo de noche, le hablas con tu mirada, te ves hermosa. Transfieres la luna a tus sentidos. Las últimas confesiones del sol.-Lo feo no es que no me quieran, lo feo es que me olvidaron.






15/11/15

Mi cumpleaños

Por primera vez, cumplía 22 años. Dos números iguales, consecutivos, pares en apariencia, no en esencia. Las primeras horas de ese día las pasé en frente de la computadora, terminando un examen que sin duda debí reprobar. Dormí minutos antes de las cuatro de la mañana, con la misma ropa del día anterior, sólo esperando despertar y entregar ese examen.

Amaneció. El frío de la mañana me obligaba a permanecer acostado a pesar de que el sol ya me esperaba en la ventana. Fue hasta las diez que las alarmas de los celulares me obligaron a levantarme. Vendrían varios amigos a desayunar. Sólo una amiga vino; sin embargo, aún así los tres desayunamos.

Tenía quince pesos en la cartera, los cuales se habían caído mientras dormía: No los perdí. El examen todavía estaba inconcluso, fue hasta una hora exacta antes de que empezara la clase cuando decidí darlo por terminado -y es que faltaba todo un inciso, sin tiempo, sin idea de cómo resolverlo, sin ganas.

Dejamos ir un camión, minutos después, otros dos. Subimos, platicamos, reímos. Miraba la playera que me habían prestado: Era igual a una que solía tener, que hasta ahora no tengo idea de dónde quedó. Ésta era más grande y no tan maltratada, se veía mejor. El desodorante que me prestaron no disimulaban lo humano que olía, si me recogía el cabello nadie lo notaría: Me río.

Bajamos y caminamos a la escuela, la misma caminata, analizando todo de lo que estuvimos platicando en la mañana. El día estaba nublado, como todos los 13 de noviembre. El día al parecer me ayudaría a no sudar más, a que no apestara. ¿Por qué la importancia de esto? Exponíamos. Todos lo dejamos a la suerte, y es que sólo somos máximo quince personas en el salón: El ridículo no puede ser tan grande.

Ya en la exposición, improvisamos, como en la vida, pseudo-triunfamos. El profesor se burló sutilmente y cesó la exposición. Mencionó el trabajo que sería para el siguiente miércoles y apagó las luces. Las mañanitas se escucharon y le metió el dedo a mi pastel. Era un pastelito que me regalaron dos amigas antes de la exposición, tenía una fresa y zarzamoras en la parte superior.

Fuimos a beber al lugar de siempre, donde también se puede comer. Este día era especial, lo sabía. El grupo fue diferente, estaba emocionado, feliz y nervioso. "Tenía 22 años."

Fue cuando me enteré. Se había marcado la pauta. Esperaba que ese día caerían fragmentos de algo que nadie sabía en el Mar Índico, que habría lluvia de estrellas y que era probable que reprobara el examen. Nunca me pasó por la mente lo que en verdad había pasado.

Se estaba dando un paso más para que todo terminara. La desconfianza, las mentiras, el miedo mismo, se vieron reflejados en una serie de números que denotaban un acontecimiento. Mi cumpleaños dejó de ser mío. Había nacido una excusa.  

1/11/15

Sería más fácil

La Habana, Cuba
Sería más fácil si ya hubiera pasado. Si ya estuviera pensado. No sé cómo decírtelo, cómo excusarme para acercarme. No encuentro las palabras, no sé cómo llegar e intentar explicar algo que innumerables veces te han dicho: Tus ojos, tu sonrisa, tu cabello, tu cuello. Los miro y no encuentro palabras, en serio. Sólo siento eso extraño en mi pecho, como un calor que emana, como ese calor que se intercambia en un abrazo. Ese escalofrío miles de veces descrito, esa mirada perdida como esperando una lluvia de estrellas, expectante, fulminada ante tanta incredulidad. Respiración entrecortada, sudor en las manos, el extraño tic de tocarse el cabello imitado y hasta ahora revelado, sonrisas sin disimulo, audición abolida. 
No sé si me conozcas, si recuerdes mi nombre o si alguna vez lo intuiste. Desconozco si alguna vez existí o si existiré. Temo a lo que podría pasar, como siempre ha sido. Temo porque sé lo que puede pasar, lo que elegiría o dejaría de elegir: Ambas cosas cambiarían mi manera de ver la vida, de verte. Seríamos desplazados.
Todo sería más sencillo si me recordaras. Si pudiera, con una mirada, hacerte sonreír y dar por terminada esta extraña proeza, ese acto que sin razón alguna, cada vez que te miro espero.

29/10/15

Espejos de agua: Puntos de inflexión de una realidad precolombina.

Varadero, Cuba
Espejos de agua: Puntos de inflexión de una realidad precolombina.
Protegido bajo la necesidad de proteger a alguien.
Conciencia: Llegar a saber que en verdad se ignora todo; es estar verdaderamente solo.
Empatía: La mentira que nos recuerda que la verdad no lo es todo.

Tan banal como una sola palabra.
Tan fugaz como un parpadeo.
Tan real como un pensamiento.
Tan efímero como un recuerdo.
Tan constante como olas al mar.
Respirar como paisajes al aire.
Interminables puntos al horizonte.
Qué momento tan real.

Saber que te deseo y que a la vez te temo.
Temo perderme, de dejar fingir conocerme,
de dejar de vivirme y comezar a vivirnos.
De hablarte, de conocerte, de platicarme y reírme.
Temor a ser feliz por un lapso, 
un tiempo. Sólo uno, solo al fin.
Dejar sernos. De sernos.
Sólo deseo.

Desaparece un futuro: Aparecen cientos.
Deseas algo diferente, no algo peor.
El barco se hunde: Ya está hundido.
Nadie ha cedido, nadie se ha abandonado,
nadie ha notado que ya nos encontramos ahogados.

Termina la siesta de las siete, de las dos horas.
Siempre hay algo que hacer.
Eso te mantiene feliz. Despierto.

La luna entra por la ventana inexistente de mi cuarto. 
Lo noto porque la siento. La ciudad desaparece entre nubes,
y mi esperanza se casa con ella. 
Ambas me abandonan, dándome qué escribir.

Límpiate las lágrimas con la bandera.
Llórale su realidad, el pasado
su presente
y su futuro ausente.

Muéstrate sin raíces,
negando tu pasado.
Búrlate del bronce que recubre tus brazos,
tu rostro, tu cuerpo entero.
Niégate a cada segundo: Condénate.

Continúa aparentándote,
engañándote.
Piérdete en falsas imágenes, 
sueños sin raíces.
Frutos inexistentes.
Ramas que terminan por ahorcarte, 
por hundirte.
Lleno de fobias, miedo a moverte,
a crecer: Madurar.
Ganarte un nombre.

Descubrir que existen más estrellas
aparte de Apolo.

No se trata sólo de esforzarte, de trabajar: Piensa e intenta cambiar.