2/1/16

Semblanzas de: Uno.

Puerto de Santiago de Cuba
Confluencia de sentimientos borrados,
difusos, a veces perdidos,
se evocan, se vuelcan 
y llenan la cornisa de un corazón abierto.
Palabras que fluyen en mentes distantes,
diferentes, abstractas, abstraídas, pero al final
iguales.
Ilusiones de un día a día,
de lectura, de comida, 
de esmero por romper la monotonía,
un vil esfuerzo por conocer la otra vía;
aquella de la conciencia infinita:
aún viva.

Cierro los ojos y te veo, incluso te escucho,
es raro. Para qué mentir, todo me resulta extraño,
sin tendencia, aleatorio, todo tan imposible como posible,
tan fugaz y genial, tan terrenal y perfecto como mundano e imperceptible.

Es increíble, seguimos:
Juntos, fundidos.
La mente del otro en nosotros percibimos,
no te escucho, ni te veo,
mucho menos te leo,
no es tangible, 
es la última esencia 
que en nosotros palpita,
culpable de toda esta algarabía.

Al fin, al alcance, de notas, de llamas,
de todo el interior en sí volcado,
corriendo del centro al vacío,
lleno de espuma de cielos
y llanto de esencias.

No comprendemos, por qué al nacer
de pronto nos vemos, de nuevo en el vientre,
recargados, escuchando lo que antes fue nuestra habitación,
nuestra otra mitad del cuerpo, la que nos mantenía vivos.
Nos vemos: respirando por el ombligo y soñando en compañía.

Confluentes mas no comunes,
convergentes o suplicantes,
evidentes las similitudes.

Coincidencias, consecuencias, convergencias, concurrencias, coexistencias, ¿casualidades? La respuesta está en el origen.

Seguimos conversando. No tengo idea si escuchas, si te interesa, si siquiera sigues aquí. Me escucho, y es que sólo yo he hablado. Yo también me enamoro. Bromeo. Noto que ya ni siquiera te miro, la aleatoriedad del horizonte ha despojado lo hermoso de tu mirada. La profundidad de los temas tratados han atraído a gente igual a nosotros a plantearnos una realidad alterna a la que ambos creíamos imposible, o mejor dicho: inexistente. Encontramos la dicha de conocernos ajenos, nadie, excepto la sabia, conocía lo que ocurriría. Bromeo. La noche culminó con un abrazo y palabras de siempre.

Anatemas del tiempo. Conciencias. Reivindicaciones del pienso. 
Poemas. Epígrafes del ego. Efigies del siento.
Cuarzos del cosmos. Estrellas. Ocultas por él, siempre.
Fragmentos de la conciencia colectiva. Almas. Último recurso pensado por el hombre.
Un libro. El infinito con sentido. El cielo y el infierno, fusionados. 
Fonema del canto eterno. Humano. El cáncer terrestre.

La complejidad del yo es tan grande que me ofusca el intentar comprender el todo. Pero no es sino la explicación del yo la trunca explicación del cosmos, la cual simula el concebir que ese todo es interesadamente la representación finita de la conciencia adquirida por medio de la presencia última de ambos fusionados. 

Ya ocho años escribiendo a oscuras. Sin mirar dónde tecleas, dónde derramas locura, no miras a nadie mas que a las letras plasmarse. Te ríes de los tú's descritos. Recuerdas a los siempre vertidos. Extrañas a ninguno, entrañas a todos

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