26/4/11

Tú solo


Comienza la travesía con una sonrisa llena de espuma,
un poco de hojuelas logró ver en su mirada.
¿A caso ya no estás triste por lo que aquel hombre te hizo?
Fueron tantas cosas, tantas groserías, tantos regalos.
Que bello sombrero traes puesto, merece ser llamado por su nombre.
Un nombre francés... italiano. ¡¿Qué pasa?! Estamos perdidos. 
En verdad no me encuentro, no te encuentro. ¿Te encuentras?
Estoy. Te extraño.
Pero si aquí estás... seguramente tenías hambre.
Espera un poco, iré a cortar un poco de helechos para nuestro hogar.
No te apures por lo que comeremos, estamos jóvenes y las burbujas del ambiente continúan haciendo efecto.
Un suave viento sopla en mi espalda, deberías abrir la ventana,
¡La luna está a punto de salir! Llama a los niños, diles que las burbujas se agotaron.
Deberíamos empezar a nadar, el agua vaya que nos está ahogando y eso que la chimenea aún no está encendida. Imagínate si te hubieras quedado con ese oso que tanto querías...
¿Qué sería de nosotros?
No, ya basta. No me agrada que me mires así.
Deja de escuchar todo lo que digo, probablemente te has quedado sorda.
En cambio ve el oso que nos observa, su aura está a punto de consumirse. 
La llama está por acabarse.
Un libro, dos libros... ¿Qué más?
Lo hemos olvidado, no volteaste la carne.
Podrías prestarme tus lentes, es que tu sonrisa me tiene perplejo.
¿Cómo es que alguien con tus características lo puede hacer?
Sonreír.
Deja de hacerlo, comienza a reír.
¿No entiendes? Los niños se fueron.
Ya no están, nos han dejado solos en este bosque lleno de encinos y cuentos.
Comenzaré a mecerme, así se te quitará el calor.
Sudor.
Correr en círculos alentará el tiempo para que te quedes conmigo, comienza conmigo, llévate a ella.
Pero eres tú. Sólo tú, tú solo, solo.