Ya el 1 de Julio serán las elecciones. Un ambiente extraño nos rodea, a todos: jóvenes, niños, ancianos, adultos, personas al fin. Un aire difícil de respirar es el que nos circunda, por lo menos aquí, en la capital, cada vez el aire es más complicado de asimilar. Este aire comenzó desde hace varios meses, desde que inició la primavera: nuestra primavera. Una serie de sismos fueron la cortina que se reventó en unos cuantos días, la gente comenzaba a dudar la veracidad de los acontecimientos, la regularidad de cada uno de ellos, la falta de alarma por las autoridades y por ellos mismos; la gente comenzó a asimilar que un cambio se aproximaba. Incluso, por las redes sociales no faltaron los chistes relacionados a las supuestas profesías mayas, pero dejando a un lado eso, el despertar del interés colectivo por lo que ocurría en el país sin duda salió a flote. Las elecciones se acercaban.
Muchos creían, en general las personas mayores e incluso algunos jóvenes, que las elecciones serían de trámite para el candidato príista: ya la tenía ganada. Contrario a esto, fueron apareciendo páginas creadas por ciudadanos donde se informan cosas que en la televisión, por obvias razones, no aparecen. De inmediato, varios acontecimientos destacaron inmediatamente, sin duda, la fallida visita del candidato príista a la Ibero fue el más sustancial. A partir de ésta, surgió un movimiento bastante curioso: #Yosoy132. Tomando el nombre de un video donde 131 alumnos de esta institución se identifican mostrando sus credenciales para contradecir las afirmaciones del PRI, ya que este último dijo que se trataban de acarreados de otros partidos políticos con el fin de sabotear su visita.
En fin, el movimiento tiene como objetivo el que se democraticen los medios de comunicación, ya que éstos manipulan de una manera descarada toda la información, transmitiendo lo que sólo a unos cuantos les conviene; aparte de que prácticamente sólo existen dos grandes televisoras para todo el país.
Gracias a esto, muchos jóvenes -así como otras organizaciones- tomaron la determinación de salir a las calles a manifestarse en contra de este candidato y la relación que existía entre los medios y el señor. Después de esto, las marchas abundaron sobre las calles del D.F., los carteles en contra del candidato del PRI, cartones en el periódico, notas por doquier: internet, periódico y hasta folletos en el metro. Como era de suponerse, no lo iban a dejar caer, por lo que se recurrió a las encuestas para su defensa. Todas ellas lo toman como el puntero, incluso hay columnas enteras y encabezados en periódicos de provincia donde se desmienten las marchas, así como las supuestas victorias en los debates realizados. Sin duda, lamentable.
De camino a la escuela, de regreso a la casa, en el camión, en el metro, en el tianguis, en el sillón, en internet, en el parque, en el taller, en la escuela, en el camellón, en la calle, en la tienda, en el cine: en todas partes está. La política, su publicidad, su estúpida manipulación, su asquerosa perversión... Cómo es posible que a unos cuantos siga sin importarles. Es cierto que han invadido todo con pancartas, panfletos, volantes, espacios en televisión, radio y hasta el cine, pero cómo es posible que la gente no asimila la magnitud de estas elecciones, la importancia y trascendencia que tienen en esta sociedad; permanecen indiferentes, prefieren no creer, permanecer estáticos, perdidos en su tiempo y su espacio: su realidad; prefieren quedarse sentados, sólo escuchar, ver y creer lo que una caja emisora de ignorancia que desde su pantalla disuelve todo sueño y adjudica todo mal a un futuro incierto, que por supuesto es inexistente. Se prefiere no leer, no digo de comprar periódicos independientes a medios televisivos, sino simplemente conocer su historia, una historia impresa. No impresa en hojas, no presente en libros o revistas, sino impresa en su misma piel; presente en cada generación, visible en cada mirada, en cada palabra, en cada respiro; presente en su simple asimilación: asimilación de la realidad mexicana: una autoevaluación: una reflexión.
A pocos días de que todo esto termine (o empiece), muchos han despertado, han logrado ver más allá de los tres o dos metros de los que se encuentra su televisor; muchos de ellos, han hecho más que asistir a marchas y hacer carteles; muchos de ellos, con diferentes manifestaciones artísticas dan su toque realista a la monotonía de un trayecto de 24 estaciones: de 24 horas; muchos de ellos, desde su hogar, gracias al internet, informan como se debe, con la verdad; muchos de ellos, desde su casa, inspiran tranquilidad al que agotado y frustrado de tanta publicidad arriba a su hogar; muchos de ellos, desde su mente, empiezan a preparar a México para una nueva etapa, a izar una nueva bandera: la bandera optimista.