1/7/12

Elecciones 2012

La ciudad calla. Guarda un silencio sepulcral.  El aroma a azufre por las calles es difícil de ignorar, las calles mojadas reflejando el brillo opaco de la luna al pasar; ya hace varias horas comenzó la contienda electoral y varios a pocos minutos de empezar a contar los votos desertaron sin dejar de alardear.


Es increíble el sonido que se alcanza a apreciar, un sonido que sólo se siente aquí dentro, justo debajo del cuello y encima del ombligo; una presión interna, no lo podría clasificar como un miedo, ni como una emoción antes conocida, como bien dijo un amigo: "Creo que así se ha de sentir estar en guerra, o algo similar...". Es una incertidumbre abismal.

Lo único que me he atrevido a hacer es mirar la luna. Sí, observarla; cómo se oculta, cómo aparece, cómo se hace más grande, más brillosa, cómo nos mira, cómo se llena -nos llena-: de esperanza, de miedo, de asombro, de tiempo.

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