Soy algo de 24 años que ama la vida: su concepto, su casualidad, su coherencia. Amo poder escribirlo, poder sentirlo. Cada vez que cierro los ojos, que miro las nubes fluir a tan baja altura; antes de dormir, al beber agua, al mirar mis manos, escuchar el fluir de mi sangre en noches de insomnio; el distinguir la luna de un cielo completamente oscuro; escucharme caminar sobre hojas completamente congeladas, hermosos cristales de agua; escuchar las olas romper; mirar el sol caer y dispersarse en anaranjado; sumergir mis manos en arena húmeda, sentirme hecho de ella; rodear mis tobillos con ambas manos y realizarme; hallarme perdido rodeado de siempre; mirarme al espejo, y encontrarme humano.
No sé a quien le escribo, si es a mí o al otro de hace años. Al humano que dicen que es o al que siempre aspiró ser. Bromeo. La luna nunca ha dejado de mirarnos y muy pocos lo han notado. Es lamentable, lo sé... casi como saber que el cambio climático es real y... seguir amando.
Respira. Imagina lo complejo que fue, que es, que seguirá siendo y dejará de ser. Extraño... en ambos sentidos. Perdido en el tiempo, en eso que sabemos que no existe, que inventamos para justificarnos, para llenarnos de todo y de siempre. Alza la mirada, ¿qué ves? Acertaste, ya falta menos.
Diez, veinte, siete, uno, tres. El azar es tan atractivo, casi real. Termina tu enunciado y mañana pasaremos a la siguiente página. Consciente. ¿De qué?
Recuerdo el salir del departamento, sentirme libre, descubrir la aleatoriedad de un día en los suburbios, pubertad efímera, de pretenciones perdidas en dialéctica calcada, buscando autonomía de estrofas jamás escritas. De catorce a un diez más siete vueltas y la realidad cambiada, mas no la soledad alcanzada. Increíble cómo al pasar los años, esa soledad se vuelve más parte de ti, definiéndose, excusando su amor.
Has encontrado refugio en conceptos; es difíficl debatir de ello sin que te sientas exaltado, completamente envuelto, efuscado, digamos... excitado. Y es que ¿quién no lo estaría? Hallarte o desencontrarte, decirte enamorado, perdido, comprometido, excusado. Me embeleza el hecho de hallarme escribiendo esto, de encontrarme vivo. Pero sabes... no termino por comprender qué es lo que vuelve a la gente (o lo que sea que fueron) así, tan... ¿enferma? Nos condenan a todos.
Serás una estrella, irradiarás la Tierra. Cree en tu esfera, aunque nada así se le parezca. La noche no llega, porque concepto así nunca tal cual se encuentra.
A la esquina izquierda de la pantalla cuatro números marcan tu realidad. Una que tú inventaste al fijar tu vista en ella. ¿Cuántas otras frecuencias ignoraste al prestar atención a ella? No importa porque de cuatrocientos a setecientos cincuenta es lo que cuenta, dicen. El calor es sólo la transición. Sonríe, al fin que nadie te está viendo.
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