Que difícil es fingir, simular que no estás ahí,
sonreír de las burlas que los demás hacen hacia mí,
es complicado explicar lo que tu presencia me hace sentir,
definitivamente no es agradable estar así.
Tener que hablar, tener que explicarte, no es sencillo...
no es fácil lo que estás a punto de oír,
lo que pronto dejarás de hacer y lo que empezarás a sufrir,
fingir, sonreír, reír, huir.
No creo que sepas a que me refiero,
mucho menos sabrás a lo que quiero
llegar, sin antes mencionar,
que a mi corazón atada estás.
Sus ojos, dama mía, me cautivaron,
me enloquecieron, me dominaron
hasta hacer conmigo lo que quiso.
Trastornado no logro hallar la diferencia
entre la realidad y su realidad ,
porque la amo y creó un mundo en el mío.
Desearía nunca haberle dado esa rosa,
esa rosa pura de la naturaleza, a usted dama mía,
criatura acreedora de toda vileza.
La amo, enserio la necesito, pero cómo pudo hacerme esto...
deposité toda mi confianza, todo mi aprecio, el corazón completo,
y así es como me paga... Burlándose del joven al que llamó amor
aquella noche en la que el cielo nos cubría el cúmulo propio del verano...
Perdón pero eso no es amor, tonto fui al verme involucrado con usted,
al dejarme convencer, por esos ojos que ansiaba con tener;
ni siquiera la luna me hizo ver, que un error acababa de cometer.
Nunca me correspondió, no me quería, ni siquiera le agradaba
pero sus labios dictaban el destino de mi ser, las acciones que debía seguir
y las lágrimas que debía derramar. Mis oídos sordos no dejaban de oír
el color rosa que emanaba de su persona. El color que teñía cada rincón de mi corazón
sin antes cuestionarle si esa era su voluntad.
Voluntad que poco a poco fue desvaneciéndose,
esfumándose entre tantas mentiras dictadas por usted
y el horrible hálito que generaba cada vez que me besaba.
Desearía nunca haberle dado esa rosa,
esa rosa pura de la naturaleza, a usted dama mía,
criatura acreedora de toda vileza.
El ambiente que produce cada vez que está usted cerca,
el aura que provoca en la naturaleza, la armonía omnipresente
que siempre la acompaña; se fusiona con usted hasta hacerla suya.
Es usted fantástica, no pertenece a esta tierra,
no es usted de estos rumbos, perdón pero usted debe ser de América,
tierra de las grandes civilizaciones y bellos lares;
lugar de grandes cascadas y espesas selvas,
territorio donde el coraje predomina sobre la razón.
Sería usted de admirar si mi corazón no fuese la víctima esta ocasión,
no espero nada de usted, pero me brindó lo que nadie pudo dar,
y eso es un corazón al cual amar.
¿Lo merecía? no lo sé.
¿La extraño? ni decirlo.
¿La amé? con todo el corazón.
¿Me quiso? fingir estuvo bien...
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