18/12/16

Tensor 1

Supongo que cuando un hombre llora, no lo dice, mucho menos lo escribe. "Es cuestión de madurez" -hace pocos minutos escuché. Ya estás grande, debes ser fuerte. No debes permitir que tales situaciones lleguen hasta tu núcleo, que te dobleguen. Eres capaz de todo, lo eres. No sé qué tan poderosa sea la mente humana. Eres capaz de todo. Mírate. Siéntete rodeado de árboles, escucha cómo te llamaron, siente como te mecen. Siente las lágrimas de la Tierra deslizarse en tu semblante; confundiéndolas con las tuyas, las apartas. Miras al cielo y no distingues de qué lado del cielo te encuentras, esta vez las estrellas se posaron sobre el punto más alto de aquellos postes. La brisa forma cortinas que las confundes con polvo, son tan finas. La segunda lágrima alcanza la punta del pie del hombre. 

Cuando las lágrimas tocan la boca,
deslizándose, delineando la efigie,
resaltando todo aquello que resulta más incomprensible
que el hecho de despertar,
persistiendo: solamente existiendo.

Ese momento.

Ese temblor que se incrementa conforme se aleja del torso,
temblor ocasionado por acción del corazón,
de la mente, del ambiente.
Las imágenes se vuelven brumosas,
acuosas,
se distorcionan, se obscurece
y de pronto, se aclaran. 

Llueve de tus ojos a la tierra,
de la Tierra a tus ojos, todo ha cambiado.
Ni intentar secar las lágrimas,
sería negar tu condición de humano,
a esos que tanto odias,
con los que compartes espectro.

Siento latir mi corazón, 
solicito el momento, 
me lleno de todo y de Tierra,
de cielo y ayunos.

A cada minuto deseo que toda esta complejidad
tuviera un objetivo, una hipótesis que probar,
siquiera un título. 

La noche ya cubría más de la mitad de la pequeña colina. Justo en el borde del bosque, el hombre buscaba ayuda: no gritaba, no temía, tampoco lloraba. Sólo estaba siendo un hombre caminando a la orilla del bosque. 

Te miro y recuerdo cada minuto de mi existencia, cierro los ojos y apareces, los abro y sigues ahí. Sigues en mí. Te siento todo el tiempo, eres mi existencia, eres mi alma creadora, mi origen, mi fin, eres mi madre. 

Eres vida, eres amor.

27/11/16

Días sin sol

Marienburg Schloss
Días de-con-del Sol.

No había notado dicho fenómeno hasta ya pasados dos meses de estar viviendo aquí. Es increíble, pero es cierto, todos los Domingos desde mi arrivo han sido bañados por Sol, ¿horas, minutos? Siempre ha estado ahí. Si bien todos los días sale el sol, esta época de otoño se caracteriza por un cielo gris, sin noción de dónde se ubica el astro: Todo el cielo luce igual, sin nubes definidas, sin trayectorias evidentes.

Hasta la semana natural encuentra su orden, incluyendo los fines de semana, ni hablar del evidente cambio en el clima y paisaje entre estaciones. De colores verdes intensos a tonalidades rojizas con notas amarillas, vientos ocasionales y silencio en las calles. 

No concibo la privación de aleatoriedad en sus vidas. 

Los volverás a ver a todos.
-Eso espero, los amo.



7/10/16

Algún día llegaron

Pattensen, Hannover
Cada día, hasta ahora, he despertado. Irónicamente, ya no hace frío como antes cada mañana. Puedo mirar por las ventanas, miro árboles y silencio. Son árboles que han cambiado, como yo también lo he hecho. Intento entenderlos -se niegan a hablar. Cada tarde después de clases abro las cortinas y los miro discretamente mientras me siento frente a esta pantalla. Aún no logro percibir que se muevan, a veces se mecen, de vez en cuando susurran, pero aún no los veo acercarse. No creo que me teman, si bien soy alguien que no está muy acostumbrado a convivir con los suyos, no encuentro suficientes razones para que no se acerquen: No huelo mal -o eso quiero creer; sin duda no los comeré -prefiero la carne a los pinos; aunque seamos diferentes estoy dispuesto a escucharlos, incluso a sentirlos. Son más altos, eficientes, viejos y sabios, ¿Debería temerles o adorarlos? Deberíamos ser amigos. 

No cabemos en mi cuarto. Intenté meter a uno de ellos la noche pasada, son demasiado ásperos, algo serios -como la mayoría de la gente que camina mirándome con extrañeza mientras escribo e intento esto. Amo el sonido que produzco al pisar sus hojas, no sé si eso sea considerado sadismo o algún tipo de barbarie; sin embargo, me produce un cierto tipo de éxtasis el presionar las dichosas hojas contra el suelo -que a ambos nos sostiene. 

Ayer no les escribí, tuve miedo. El viento que nos comunica se puso un tanto agresivo. Por primera vez deseé que no se movieran -me sentí tan minúsculo. Se mecían con tanta fuerza, podría jurar que uno de sus grandes brazos me atraparía entre el suelo y su ser. Corrí hacia adentro de la casa, temí que comenzara a llover -como muchos de ustedes saben, le temo a los rayos. Imaginen esa combinación.

Llevo semanas esperando a que den otra señal de vida -como a la que nos tienen acostumbrados los seres que miran hacia adentro de la ventana. No ha pasado mucho. Apenas noté que un nuevo compañero forma parte del paisaje de las ventanas, creo, si todos tenemos suerte, veremos jitomates (tomates rojos) en un par de semanas.

Sigo observándolos, ¿cantándoles? No me siguen, no corean. No puedo decir que estoy decepcionado, porque: ¿Realmente esperé algo de ustedes? Quiero decir... me mantienen vivo, todos ustedes, ¿qué más podría pedirles? ¿Que dieran frutos? ¿Vacas, cerdos, pollos, conejos? Mejor perros, bueno... sólo uno, incluso un gato. Necesito recordar la energía de una mascota que jamás tuve. Recuperar los años de responsabilidad formada por sentido común en lugar de obligación. -Extraño ser niño, no tener noción del tiempo, ni conciencia del ego, mi ego

Los admiro, ya sea en días de sol o en días lluviosos se mantienen firmes, frondosos, imponentes, serios, sobrios, taciturnos. Son quienes son y no les importa lo que digan -lo que diga. Siguen ahí, recibiendo, cediendo y siendo. Creo que son lo mejor que se pudo postrar en mi ventana. Digo postrar porque quiero imaginar que no siempre han estado ahí, que algún día llegaron.

28/7/16

Hablando


No sé si siempre fue así, si esto es nuevo. Veo a mi alrededor, miro el televisor, el periódico: parece que está cerca. Antes creía que se trataba de un día en específico, un hecho total, presente, espontáneo, único. Ahora creo es diferente, que es un hecho gradual, dinámico, completamente sistémico. 


Sólo espalabrería, realmente no sé qué es lo que ocurre. Eso me tiene algo preocupado, pero sin duda fascinado; intentar hacer más grande esa pregunta se me hace imprescindible, genial: vivir. Ser un ente siempre en crecimiento, pero consciente de sí y de su rol en el ambiente, Siempre ha sido difícil, "sino todos lo harían", pero simplemente lo hacemos: Mirar hacia otro lado. Creernos ajenos-dueños de la situación, del ambiente ¿de nosotros?

Me enoja el cinismo gubernamental, el de la esquina, el mexicano. Se realizarán elecciones en Estados Unidos, ambos candidatos dan risa, no creo que sean tan cínicos... ¡Vaya! Lo son. Espero no ocurra lo de "Mi peor escenario": Gana Trump, se acaba TLC, ¿o se modifica?, México es declarado algo como un "Narcoestado" por parte de Estados Unidos, se solicita intervención; preludio a problemas más grandes en Medio Oriente, América Latina, África. ¿La Unión Europea? 

No quiero ni recordar que seguimos prefiriendo permanecer dos horas detrás de un volante, en un auto que huele bien, en lugar de ponernos a pensar, a leer,  resolver, cooperar y exigir: existir. También entiendo que si no se trabaja no se come, pero: For what? A disfrutar un cuadro luminoso que nos exige vernos bien, vernos más claritos, a odiar leer, convencernos que necesitas cosas que aún no sabes que existen o ni siquiera sabes para qué las necesitarás. Aferrarnos a ideas surgidas por alguien más, que promueven el intercambio de papeles, plástico o metales (sin utilidad aparente) por bienes o servicios producidos por otros individuos, -¿o máquinas?. ¿Con qué finalidad? "Prosperidad", "Progreso", curiosas palabras. Cínicas a mi parecer. Podría maldecir a quienes implementaron los sitemas de producción actuales, pero al hacerlo me convertiría en ellos al escribir esto en una computadora. Odio el dinero.

En fin, supongo que el desmagre es seguir, soñar, vivir y nunca olvidar cuál es tu origen y tener planteado, si bien no cómo vivir, saber cómo no quieres vivir.

12/1/16

Cómo me veo

Una profesora dejó una tarea: ¿Cómo te ves en 10 años? ¿Qué harías si te quedara un año de vida? 

Él escribió...

¿Cómo me veo en 10 años?

Sin duda esta es una de las preguntas más difíciles que se pueden formular, es aún más complicada que preguntar: ¿Quién eres? Ya que a esta última pregunta se podría contestar con los logros, méritos y atributos que según tú posees, aquello que te distingue; sin embargo, la otra pregunta radica en asumir que todo aquello por lo que vives, el día a día, se vea reflejado en un resultado, uno incluso con una fecha ya establecida: 10 años.

Personalmente, no me gusta hacer planes, ya que todo es tan cambiante, tan aleatorio y poco estable que resultaría imposible asegurar siquiera que amanecerás el día de mañana, bien dice el dicho: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Sin exagerar, sí me planteo objetivos, metas a corto plazo e intento cumplir con los compromisos que me interesan, aquellos que hice “por compromiso” regularmente los omito u olvido.

A mi edad de 22 años, estoy por concluir mi licenciatura, planeo continuar con la Maestría y un Doctorado, a decir verdad planeo seguir estudiando hasta que mi cuerpo (mi bolsillo) me lo permita. Es por ello que a la edad de 32 me veo con el doctorado terminado y empezando un posdoctorado en México. Además, me veo saliendo con una mujer con los mismos intereses que los míos, probablemente planeando una familia, no antes. Aunado a esto, el negocio que planeo llevar a cabo con mis amigos, ya se ve sólido, teniendo clientes fijos; y me veo desarrollando el sueño de mi vida (el cual no puedo compartir con usted, lo siento).

Si sigo comiendo como a esta edad, seguramente pesaré cerca de ochenta kilogramos, con gastritis y colitis más avanzadas (sin desear que exista cáncer de colon). Me veo también escribiendo para alguna revista y con por lo menos un libro publicado; además de estudiar algún posgrado en el Colegio de México o bien en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Veo además una Tierra muy lastimada, contaminada, muriendo. Los países no cambiarán su manera de producir ni lucrar, veo a un México más parecido a Centroamérica que a una Europa “exitosa”. Es por ello que a pesar de realizar estudios de posgrado en el extranjero regresaré para intentar cambiar algo en esta sociedad que me enseñó a vivir, a desconfiar, a reír y a soñar. La gente en México es muy buena, inocente, ilusa, soñadora, pero al final: conformista. Sin embargo, está en nosotros, la generación que nació sin internet, pero que hoy en día es adicta, está en nosotros voltear atrás y reconocer que no somos los mismos. No se trata de copiar y pegar modelos económicos, constituciones o modas; se trata de generar algo propio, algo que se ajuste a nuestra historia, a nuestro siempre lastimado “orgullo mexicano”. Somos la generación que ve cómo se esfuma todo por lo que nuestros padres y abuelos lucharon, trabajaron y callaron. Somos los que en diez años tendrá el poder del país en sus manos.

Consciente que la política en este país es cuestión de compadrazgos y no de aptitudes, intentaré en la tercera década de mi vida ingresar a esa ciencia, ya con algo que me respalde, ya no siendo un niño quejumbroso, ya no un estudiante mugroso y flojo que “nomás arma alborote”; seré según sus definiciones: “alguien”.

Todo esto será cierto si no estalla una guerra aún más grande que las que actualmente vivimos, o bien si la Tierra no se calienta 5 ºC o por último, si de una u otra manera me matan. 


¿Qué haría si me quedara un año de vida?

Si me quedara un año de vida no lo aceptaría, me negaría bastante tiempo, y es que todos sabemos que moriremos; sin embargo, son pocas las personas que saben cuándo, podría decirse que no es “natural”. Si fuera cien por ciento seguro que esto ocurrirá en un año, mi vida (lo que me quedaría de ella) cambiaría, sin duda. No podría seguir con mi vida diaria, sería engañarme, y es que si bien me gusta mi vida, mi presente, no es en sí lo que quisiera hacer el resto de mi vida. Empezando por que la carrera que estudio no es mi pasión, si bien fue interesante, bonita y conocí gente fascinante, no me gustaría dedicarme a la industria: No es mi sueño trabajar para alguien que sólo busca más dinero, haciendo un producto que no tiene un impacto positivo en la sociedad, y si lo tiene, como es el caso de los fármacos, prácticamente lucrar con la necesidad de otras personas, con su salud, su vida, no es lo mío: Pero así trabaja el mundo, la vida.

Para este verano terminaría mi carrera, cosa que no dejaría, a pesar que no es mi principal motivación para seguir vivo. Al concluirla pediría decir unas palabras con mis compañeros, con la comunidad, expresar lo que siento, qué ocurrirá, informar a la gente que esta cosa a la que llamamos vida es hermosa y perecedera, perfecta e incomprensible. A la par de seguir estudiando esos seis meses buscaría viajar cada fin de semana, escribir, platicar, llorar, sonreír, informar.

Tengo que ser honesto, no le temo a morir, tiene que pasar, es lo único que tienes seguro desde que naces aquí en la Tierra, nadie sabe (en teoría) lo que pasa después (o antes), o siquiera si pasa algo. En lo personal, confío en que hay algo más, algo más complejo que este mundo material, algo más que lo que estos ojos dictan que es real, no tengo idea de cómo sea, sólo sé que es aún más complejo que células interactuando, algo más más esencial. Presumo que la conciencia persiste a pesar de esa muerte, que continúa a un nivel de energía más alto, que la muerte es el punto de inflexión en el que se trasciende o se estanca en un mismo nivel, todo dependiendo de qué tanto alimentes dicha conciencia: Qué tanto sueñes, qué tanto desees y cumplas, qué tanto recuerdes y qué tanto ames.

Todo esto no lo digo para evitar hablar de qué haría en ese año de vida, lo hago sólo para convencerme (como lo haría en dicha situación) que morir no es tan malo, que es natural y hasta lo mejor que te puede pasar en la vida, -broma, tal vez. El único conflicto y el principal motivo por el cual no me gustaría morir en un año es el hecho de herir a la gente que amo y que me ama. Corrijo, no es gente, sólo es una persona; tengo la tesis que no hay amor más real (y el único) que el que existe entre una madre y su hijo. Amo a mi madre y no podría hacerle eso, no me perdonaría hacerla sufrir de esa manera, nunca una madre debería enterrar a su hijo, va en contra de toda lógica humana. Sin embargo, si fuera el caso que este individuo (yo) fuera a morir, estaría mayor tiempo con ella, viajando, conociendo a nuestro hogar, la Tierra.

Después de la graduación, viajaría con ella, conocer todo ese egoísmo del hombre: Roma, Giza, Nueva York, Medio Oriente, Tokio; así como el lado inconcebible de la Tierra, cruzar el Atlántico en barco, mirar las luces del Norte, recorrer India, el Sur de México, las Barrancas del Cobre, Sudamérica…

Tal vez al final dejaría de soñar y escribir, empezaría a vivir. 

2/1/16

Semblanzas de: Uno.

Puerto de Santiago de Cuba
Confluencia de sentimientos borrados,
difusos, a veces perdidos,
se evocan, se vuelcan 
y llenan la cornisa de un corazón abierto.
Palabras que fluyen en mentes distantes,
diferentes, abstractas, abstraídas, pero al final
iguales.
Ilusiones de un día a día,
de lectura, de comida, 
de esmero por romper la monotonía,
un vil esfuerzo por conocer la otra vía;
aquella de la conciencia infinita:
aún viva.

Cierro los ojos y te veo, incluso te escucho,
es raro. Para qué mentir, todo me resulta extraño,
sin tendencia, aleatorio, todo tan imposible como posible,
tan fugaz y genial, tan terrenal y perfecto como mundano e imperceptible.

Es increíble, seguimos:
Juntos, fundidos.
La mente del otro en nosotros percibimos,
no te escucho, ni te veo,
mucho menos te leo,
no es tangible, 
es la última esencia 
que en nosotros palpita,
culpable de toda esta algarabía.

Al fin, al alcance, de notas, de llamas,
de todo el interior en sí volcado,
corriendo del centro al vacío,
lleno de espuma de cielos
y llanto de esencias.

No comprendemos, por qué al nacer
de pronto nos vemos, de nuevo en el vientre,
recargados, escuchando lo que antes fue nuestra habitación,
nuestra otra mitad del cuerpo, la que nos mantenía vivos.
Nos vemos: respirando por el ombligo y soñando en compañía.

Confluentes mas no comunes,
convergentes o suplicantes,
evidentes las similitudes.

Coincidencias, consecuencias, convergencias, concurrencias, coexistencias, ¿casualidades? La respuesta está en el origen.

Seguimos conversando. No tengo idea si escuchas, si te interesa, si siquiera sigues aquí. Me escucho, y es que sólo yo he hablado. Yo también me enamoro. Bromeo. Noto que ya ni siquiera te miro, la aleatoriedad del horizonte ha despojado lo hermoso de tu mirada. La profundidad de los temas tratados han atraído a gente igual a nosotros a plantearnos una realidad alterna a la que ambos creíamos imposible, o mejor dicho: inexistente. Encontramos la dicha de conocernos ajenos, nadie, excepto la sabia, conocía lo que ocurriría. Bromeo. La noche culminó con un abrazo y palabras de siempre.

Anatemas del tiempo. Conciencias. Reivindicaciones del pienso. 
Poemas. Epígrafes del ego. Efigies del siento.
Cuarzos del cosmos. Estrellas. Ocultas por él, siempre.
Fragmentos de la conciencia colectiva. Almas. Último recurso pensado por el hombre.
Un libro. El infinito con sentido. El cielo y el infierno, fusionados. 
Fonema del canto eterno. Humano. El cáncer terrestre.

La complejidad del yo es tan grande que me ofusca el intentar comprender el todo. Pero no es sino la explicación del yo la trunca explicación del cosmos, la cual simula el concebir que ese todo es interesadamente la representación finita de la conciencia adquirida por medio de la presencia última de ambos fusionados. 

Ya ocho años escribiendo a oscuras. Sin mirar dónde tecleas, dónde derramas locura, no miras a nadie mas que a las letras plasmarse. Te ríes de los tú's descritos. Recuerdas a los siempre vertidos. Extrañas a ninguno, entrañas a todos