Momento preciso para escribir lo que quieres,
momento preciso para escuchar lo que dices,
momento preciso para ignorar lo antes escrito.
Ser libre en este nublado mundo que cada vez se vuelve más estrecho, más oscuro, que cada vez sofoca con mayor intensidad a todo hombre que se atreve a circular por él. Poder ser el mismo hombre que estuvo en el vientre de la madre por contados meses y se desprende sin cuestionar ni preguntar al mismo cuerpo del que fue parte. Poder abrir los ojos una vez más y ver todo como en verdad es, sin etiquetas ni señalamientos impuestos por la sociedad que materializa sueños en unos cuantos pedazos de papel. Poder sonreír sin el temor de verte humillado por la gente que circula a tu alrededor siguiendo la misma rutina, que lo único que consigue es el trabajo infinito sin ningún beneficio, más que la supervivencia misma. El fin del hombre no es ser feliz, mucho menos ser recordado y bromearíamos al decir que busca su salvación; el destino y único fin del hombre es servir. Sirviendo a otros siervos, el hombre, se siente hombre, se siente vivo, se siente único. Poder romper con ese estereotipo forjado a lo largo de toda la historia, desde el tiempo tangible -por lo menos para él-, sería una locura, sería un suicidio. Vivir sin siquiera cuestionarse qué tan bien lo has estado haciendo, qué es lo que en verdad me satisface, es correcto lo que he estado haciendo, son preguntas que sólo alguien sin quehacer se haría. En verdad quién eres. No me refiero a un simple nombre, un simple número... una cifra. Ser quien eres involucra tu vida, tus experiencias, tus locuras. Divagar sentado en una silla en medio de un parque no quiere decir que estés loco, sólo es señal que deseas serlo, deseas romper con el tiempo y la realidad que te fue impuesta. Correr y dejar atrás todos las preocupaciones que te afligían, imaginar el espacio sin vida en el que tu mente debería estar si no tuvieras conciencia que sólo solo puedes lograr tal nivel de locura. Empezar a caminar sin rumbo, sin tener la necesidad de voltear atrás, ya que atrás sólo encontrarás lo mismo, todo aquello que odias, detestas y aborreces de la vida. Solo te ves en el camino, esta vez el hombre que camina tomado de la mano de nada, es sólo un loco más en el camino de la vida.
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