Es increíble como un sentimiento puede permanecer cautivo durante años, permanecer oculto en las entrañas del alma. Con pequeños desvaríos que tientan al alma a permanecer unido con la otra. Almas aparentemente impares, solitarias, separadas, incomunicadas. El recordar su voz, el recordar los momentos que pasaron, probablemente no juntos, pero sí el apoyo que se brindaron mutuamente. Esos tiempos eran perfectos, eran tiempos atados a ella. No se conoce mayor sentimiento que el amor, éste es capaz de todo, absolutamente de todo. No sé en verdad qué es lo que llaman amor, pero eso que sentía cuando escuchaba su voz, cuando esperaba la hora para llamarle, los nervios que sentía al tomar el teléfono, la felicidad que producía el tener una conversación de varios minutos... el tiempo no importaba, lo único que importaba era que estaba en cierto punto, con ella.
Días, meses, años permaneciste en mi mente, sólo en mi mente, una que otra noche aparecías en mis sueños. Por la mañana me preguntaba, qué sería de aquella persona. Nunca lo supe. No porque no lo quisiera, simplemente nunca la encontré, era bastante frustrante, más bien, lamentable. Llegué al punto de dejar de buscar y empezar a aceptar. Preferí imaginar que todo marchaba del modo que debía marchar, que te encontrabas bien y sobre todo que eras feliz.
Continué con mi vida, momentos felices, tristes, abrumadores, graciosos, sólo momentos... como es la vida en sí. Recuerdo que aveces la extraña sensación al tomar el teléfono volvía, pero en ese momento no recordaba el porque. Era gracioso. Canciones que hacían volar mi mente hasta aterrizarla en años pasados, palabras que eran únicas de ti. Cómo olvidar tu bello vestido y tu increíble persona en aquella fiesta, cómo hacer volver el tiempo y verte de nuevo por tres días en la que después sería tu escuela. Cómo volver a aquella fiesta de cumpleaños en tu bonita casa. Cómo volver el tiempo atrás.
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